COSAS A TENER EN CUENTA AL INVERTIR EN UN FONDO (Y III):                                        LA DESCORRELACIÓN.

Para configurar una cartera con el menor riesgo o volatilidad posible, es imprescindible que esté compuesta por activos que se comporten de forma diferente. Por ejemplo, invertir en varios fondos tiene menos riesgo que hacerlo solo en uno, pero si esos fondos se mueven de forma similar (y esto suele pasar entre los de renta variable) la disminución de la volatilidad que conseguiremos será muy pequeña.

La correlación entre dos activos nos da una idea de cuánto se parece el comportamiento de sus cotizaciones. Dos acciones que hagan exactamente lo mismo todos los días tendrán una correlación perfecta y su coeficiente de correlación será 1. Por el contrario, dos acciones que hagan todos los días exactamente lo contrario tendrán una correlación negativa perfecta, con un coeficiente de correlación de -1.

Diversificar entre valores con una correlación próxima a 1 no nos serviría de nada a efectos de reducir el riesgo, sería casi como invertirlo todo en el mismo activo. Tampoco es útil repartir nuestra inversión entre activos con una correlación negativa muy alta, ya que las ganancias de uno se anularían con las pérdidas del otro.

Entre esos dos extremos se situarían dos activos cuyo comportamiento no tenga absolutamente ninguna relación, que tendrían un coeficiente de cero. Es casi imposible encontrar activos completamente descorrelacionados, pero en la práctica podríamos decir que tendrían una correlación baja cuando su coeficiente, ya sea positivo o negativo, sea inferior a 0,3.

Más adelante veremos que repartir nuestra inversión entre activos descorrelacionados sí que disminuye de forma considerable el riesgo.

Hay un error muy común a la hora de elegir la composición de una cartera, y es la diversificación ingenua. Podríamos pensar que si repartimos nuestra inversión en bolsa en varias empresas, estamos reduciendo mucho el riesgo. Es cierto que así se reduce el riesgo de quiebra o desplome de un valor, y la volatilidad de nuestra cartera se aproximará más a la del mercado. Sin embargo, incluso con una diversificación eficiente que reparta nuestro capital entre empresas o fondos de diferentes sectores y zonas geográficas, el riesgo seguiría siendo considerable. Debemos tener en cuenta que los mercados hoy en día están muy relacionados entre sí, los índices de bolsa europea presentan correlaciones de entre el 0,7 y el 0,8 entre ellas mismas, y de más del 0,5 con la mayoría de las bolsas del resto del mundo. Por eso, incluso aunque tengamos una cartera de bolsa de las llamadas defensivas, no nos salvaremos de perder bastante en caso de una caída fuerte de los mercados.

Por supuesto, si aparte de fondos de bolsa incluimos en nuestra cartera fondos de renta fija o materias primas, conseguiremos en principio una mayor descorrelación, y por tanto disminuir la volatilidad. Sin embargo, esto no siempre funcionará, ya que hay momentos en que los bonos o incluso el oro tienen una correlación alta con las bolsas.

Veamos un ejemplo de diversificación ingenua: si tenemos toda nuestra cartera de bolsa en valores del Ibex35, o en fondos que inviertan en valores españoles, podríamos pensar que repartiendo nuestra inversión al 50% entre bolsa española por un lado, y estadounidense por otro, bajaría nuestra volatilidad. Comprobemos lo que pasa en realidad, en esta tabla podemos ver las volatilidades en el último año:

CARTERA VOLATILIDAD
IBEX 35 13,26%
SP 500 15,53%
CARTERA 50% 12,61%

Vemos que con una cartera invertida al 50% entre el Ibex35 y el SP500 apenas se reduce el riesgo. Esto se debe a la alta correlación entre los índices español y estadounidense, superior a 0,5. Si hubiésemos hecho el ejemplo con otra bolsa europea, la volatilidad habría disminuido todavía menos.

Para reducir efectivamente el riesgo de nuestra cartera, tenemos que introducir un activo descorrelacionado. Veamos qué ocurre si en vez de “diversificar” con bolsa estadounidense, incluimos el Fondo Anattea Kunié Quant, que tiene una correlación negativa del 0,24 con el Ibex 35, y además una volatilidad muy baja:

CARTERA VOLATILIDAD
IBEX 35 13,26%
ANATTEA KUNIÉ 3,96%
CARTERA 50% 6,57%

Al introducir el Kunié, la volatilidad de nuestra cartera baja a la mitad, comprobamos que ahora sí hemos hecho una diversificación eficiente.

El que la correlación sea baja es importante, pero si además es negativa contribuirá aún más a disminuir el riesgo, ya que cuando uno de los activos vaya mal, hay bastantes posibilidades de que el otro compense. Así se consigue una cartera mucho más consistente.

Como resumen y conclusión de esta serie de artículos, podríamos decir que el objetivo en cualquier inversión debería ser maximizar el ratio de Sharpe. Para conseguirlo, hay que intentar obtener la mayor rentabilidad con el menor riesgo posible. En general, fuera de la renta fija, la rentabilidad es una variable que se escapa a nuestro control. Sin embargo, sí que podemos minimizar la volatilidad invirtiendo en activos con la menor correlación posible.